En las tres edades del hombre, Tizano plasma en óleo las épocas de la vida. Dos jovenes enamorados concentran, sobre la izquierda de la tela, la atención del cuadro,en la derecha, tres niños juegan despreocupados y, en el centro, alejado de la escena, un anciano, pensativo cruza sus miradas con las órbitas vacias de una calavera, que sostiene en sus manos.
Como fondo, la tierra y el horizonte se funden y forman una imágen infinita. A Tiziano lo obsesionaba el enigma de la vida, la evolución cronológica del hombre y la forma en que recapacitaba sobre su existencia a medida que atravezaba etapas.La sabiduría está comunmente ligada a la ancianidad; pero es siempre así? ser viejo garantiza sabiduría ?.
Se puede reflexionar sobre el tema partiendo de la base de que construir una vida, no es muy diferente a edificar una casa. El terreno en la que se levantará una casa escapa a la voluntad del dueño, la calidad de la tierra, es cuestión de la naturaleza; la calidad de los materiales usados, son responsabilidad del propietario. Igual pasa con la vida.
Si una vez nacidos, el entorno con ayuda a crecer sanos y protegidos, tgenemos el camino allanado para hacer de nosotros una buena obra. De allí en más, quién no sabe fabricar su vida,quién levanta sus paredes torcidas, quién es incapaz de capitalizar errores, será el ejecutor de una endeble vejez. La diferencia se ven a diario, hay ancianos que son respetados, que congregan, que son generosos, que no dejan de ser autocríticos, que no pierden el humor nilas ganas de aprender de los otros, que dejaron lejos la sob erbia; esos ancianos nunca están solos.
El optimismo que trasmiten convoca gente de todas las edades. Y están los otros, esos que de jóvenes se alejaron de las relaciones sinceras, que perdieron un amigo tras otro,ésos que entran a un lugar de reunión solo para ver como desaparecen cada uno de los concurrentes, que quedaron anclados en un punto de su solitaria trayectoria; sabios de la nada, niegan verse tal cual son y viven pobremente de un pasado que su imaginación ensalza.
El hombre es responsable de su historia desde el momento que puede distinguir lo bueno de lo malo. Y si al final del trayecto, mira hacia atrás y solo ve un gran vacio, es que el fracaso le ganó la partida. Para la vejez, como para cualquiera de las etapas de la vida, no existen etiquetas. Hay ancianos con los que dá gusto compartir la misma ruta, y están los otros, esos viejos que solos, deberán sacar la mano para cargar el ataúd que los conducirá hacia su última morada.
Santa Fe, Agosto 16 de 2009 - Juan
domingo, 16 de agosto de 2009
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1 comentario:
Le dejé en MarcelA ,UN COMENTARIO,este artículo también está muy lindo .....yo quiero empezar un relato en mar de fueguitos,haber si se enganchan todos...les mando beso a los dos...edita ah...me nació mi bis-nieta número seis,es Anabella,hermosa,yo le escribí una carta en domingab.blogspot.com edita
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