Ante los celos de su marido, una ex amante de Ernest. Hemingway, prendió fuego a los cientos de cartas de amor, que el escritor le había enviado. En el final de la n ovela Boquitas Pintadas, de Manuel Puig, el marido de Nené, la protagonista, arroja por el incinewrador las maravillosas misivas que ella recibiera de su enamorado Juan Carlos.Las palabras escritassobre un papel tienen dimensión física, al ocupar un espacio concreto: se acarician, se perfuman, se colocan bajo la almohada, o se la guarda en una caja con cerradura especial.
En nuestro pais, casi siete millones de personas utilizan el correo electrónico, como forma de comunicación, especialmente afectiva. Convengamos que n o es lo mismo que elegir una clase determinada de papel, apoyar sobre el las emociones y animarse con la letra manuscrita por donde se cuelan sentimientos, que trasladarán a destino cierto halo de presencia. Además, hay que escribir el sobre, dirigirse al correo, y colocar la estampilla.
Durante el proceso, ausente la celeridad del Internet, puede haber retrocesos, correcciones, agregados, dudas y cavilaciones, en un espectro de sensaciones que enriquece la información. La comunicación por e-mail, tiene sus virtuosas y hasta alucinantees condiciones de inmediatez, sorpresa y respuesta al instante. La persona que, alguna vez, en plena madrugada encontró en su pantalla, el mensaje de una persona amada, canjeó el insonmnio por un dulce despertar de la esperanza. Pero sé de un enamorado, que viaja por motivos profesionales, e imprime cada e-mail de su novia, para poder tocarlo.
Cuan do llegan fotografias, por el correo común, se deleita con las dedicatorias del dorso, la tecnología, ha permitido que la gente vuelva a comunicarse a través de la escritura, pero hay toda una generación que no ha enviado una sola carta y desconoce el placer de agregar dibujos trazados al azar, o la sensiblería de encontrarse con un beso estampado con lápiz labial. En los e-mail, se tiende a escribir como se habla, sin cuidado de la entonación de una frase, o en el valor de los significados, además una vez apretada la tecla correspondiente, no valen los arrepentimientos.
Aún así, admitamos, que los que respetan nuestro idioma, no usan el dialecto de los internautas, n i encuentran gracioso obviar las " d "finales , o reemplazar las sílabas por un signo, como el caso de"x", en lugar de por. Hay un porcentaje de argentinos, el 18.5 por ciento, que se toma el tiempo necesario de comunicarse de manera tradicional, aunque no rechace la practicidad de los e-mail, ni los escuetos mensajes via celular. Son los que aman y cuidan la riqueza de un idioma incomparable, y saben que para el amor, también para los negocios se requiere paciencia, dedicación y esmero.
Santa Fe, Agosto 31 del 2009- Juan.
lunes, 31 de agosto de 2009
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