Ella entra al café repleto de gente. Nadie la mira. Ni siquiera cuando posa sus estampitas sobre las mesas, esperando una monedas, o quizás ella espera mucho más, no ser un alma sufriente que vagapor las calles, soportando el frio, el dolor de panza y la indiferencia.
Tiene 7 u 8 años, ojos grfandes, rostro bellísimo, pedlo corto y prolijo. Vuelve a poner otra estampita saobre la mesa. Esta vez alguién la mira, le dá una moneda, y le pregunta su nombre. " marcela ", dice la niña, m oviendo apenas los labios resquebrajados por el frio intenso de afuera. Ese afuera, que ella y su familia conocen muy bien, porque se trata de la " exclusión "
Escuchamos tanto de las cifras de pobreza, vemos tantos c hicos en los semáforos, tantos carritos, y gente revolviendo la basura, que quizás vaya siendo tiempo , de que comencemos a mirar. No de reojo, tampoco con prejuicios, o con lástima. Una mirada en serio, cargada de compromiso, de empatía. Va siendo hora ded que dejemos de " Naturalizar ", que en psicología, significa dar el carácter de " natural ", a aquello, que por definición no lo es. Y la pobreza no es natural. No es un estado que toca en desgracia a millones de personas, y que no se puede cambiar.
Los santafesinos demostraron que la solidaridad, edstá a la órden del dia. La inundación la sdacó a la luz. ¡ Porque, entonces no sucede lo mismo ante la pobreza, que es una catástrofe permanente ? ¿ Porque aceptar esta realidad ?, o oc aso es natural que nadie repare en Marcela, que la espere un plato caliente en su casa, que tenga que mendigar a su corta edad ?, que vaya a la escuela, sin garantías de un futuro mejor ?.
Todos podemos hacer algo siempre existe algún conocido que requiere una mano, aunque no lo pida. Tambíen hay- por suerte- decenas de asociaciones civiles y religiosas de ayuda al careciente, con comedores, roperos, campañas y manos dispuestas a colaborar. Darse una vuelta, para ver que necesitan, no cuesta nada.Cada uno sabrá, que puede aportar, si algo económico, o un poco de su tiempo. Lo importante es que nos movilicemos por el otro.
Cae la noche, y ahí va ella, a seguir deambulando por las calles con sus ojos grandes, que interpelan ¿ Cuántas Marcelas más seremos capaces de no mirar ?....... Juan
Santa Fe,Agosto 4 de 2009-.
martes, 4 de agosto de 2009
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1 comentario:
Hola Juan,aquí en MARCELA" le dejo mi comentario,tiene usted un lindo blog,me alegra ver como progresa como manejar la compu y todo lo que escribe,¡¡¡¡¿No será que se equivocó de profesión ? y debía ser escritor ???bueno está aún a tiempo...le mando un beso edita
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