sábado, 9 de mayo de 2009

PALABRAS CON PERFUME

Ante los celos retrospectivos de su marido, una ex amante de Ernest HEMINGWAY, prendió fuego a los cientos de cartas de amor que el escritor le había enviado. En el final de la novela Boquitas Pintadas, de Manuel PUIG, el marido de Nené, la protagonista, arroja por el incinerador las maravillosas misivas que ella recibiera de suenamorado Juan Carlos. Las palabras escritas sobre un papel tienen dimensión física al ocupar un espacio concreto, se acarician, se perfuman, se colocan bajo la almohada, o se la guardan en una caja con cerradura especial.

En nuestro país, casi siete millones de personas ujtilizan el correo electrónico, como forma de comunicación, especialmente afectictiva. Convengamos que no es lo mismo que elegir una clase determinada de papel, apoyar sobre él las emociones y animarse con la letra manuscrita por donde se cuelan sentimientos que trasladarán a destino cierto halo de presencia.

Además hay que escribir sobre el sobre, dirigirse al correo y colocar las estampillas. Durante el proceso, ausente la celeridad de Internet, puede haber retrocesos, correcciones, agregados, dudas y cavilaciones, en un espectro de sensaciones que enriquece la información. La comunicacipon por e-mail tiene sus virtuosas y alucinantes condiciones de inmediatez, sorpresa y respuesta al instante.

La persona que, alguna vez en plena madrugada, encontró en su pantalla, el mensaje de una persona amada, canjeó el insomnio, por un dulce despertar de la esperanza. Pero sé de un enamorado que viaja por motivos profesionales e imprime cada e-mail de su novia para poder tocarlo y, cuando le llegan fotografías por el correo común, se deleita con las dedicatorias del dorso. La tecnología ha permitido que la gente vuelva a comunicarse a través de la escritura, pero hay toda una generación que no ha enviado una sola carta y desconoce el placer de agregar dibujos trazados al azar o la sensiblería de encontrarse con un beso estampado con lápiz labial.

En los e-mail, se tiende a escribir como se habla, sin cuidado en la entonación de una frase, o en el valor de los significados, además una vez apretada la tecla correspondiente, no valen los arrepentimientos. Aún así, admitamos que los que respetan nuestro idioma, no usan el dialecto de los internautas, ni encuentran gracioso obviar las "d" finales o reemplazar las sílabas por un signo como el caso de "x", en lugar de "por". Hay un porcentaje de argentinos, el 18,58 por ciento que se toma el tiempo necesario de comunicarse de manera tradiocional, aunque no rechace la practicidad de los e-mails, ni los escuetos mensajes via celular. Son los que aman y cuidadn la riqueza de un idioma incomparable, y saben que para el amor, también para los negocios se requiere paciencia, dedicación y esmero.

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