En una década y media, muchos usos cotidianos, se alteraron de manera fundamental, grandes
  y pequeños hábitos desaparecieron de la vida diaria, despacio sigilosamente. Buenas
  costumbres que nos acercaban como seres humanos fuereon borradas por el avance tecnológico
   por tiempos de forzadas rapidez, por la inmediatez.
   Hoy en dia, por ejemplo, casi nadie esc ribe cartas. Los buzones rojos ubicados en las esquinas
   de las calles de todos los barrios, son artefactos en extinción. Las cartas, ésas escritas a mano
   luciendo caligrafía aprendidas y perfeccionadas en las esacuela, que llevaban saludos de cumple
   años, o por Navida, o que, ni más ni menos atesoraban palabras tiernas, para alguien especial,
   ya no existen, están en desuso.
   La primera carta personal que se conserva esa del 2.400 antes de Cristo, y es parte de las deno
   minadas cartas de Amarna, que si bien en su mayoría son de índole burocrático, entre el faraón
   egipcio, y sus servidores, hay algunas con comentarios íntimos o familiares que enviaban los
   soldados, donde por ejemplo- protestaban por la mala calidad de sus uniformes.
   Prácticas de miles de años, enterradas en apenas un puñado.Quienes hayan disfrutado del pla
   cer de recibir una carta pueden dar fe de la sensación exclusiva, intima, de saber que alguien
   se había tomado el tiempo necesario para comunicarnos algo, tiempo que seguramente habría
   restado a otros quehaceres.
   Era gratificante saber que uno ocupaba el pensamiento de otro. En dias especiales como aniver
   sarios o fiestas navideñas,muchas tarjetas llegaban a los domicilios, entregadas por esos
   señores de gorra, que transportaban en sus enormes bolsas sentimientos ajenos. El lugar del
   cartero que llamaba tres veces, es suplantado por los mensajeros de correos privados que
   acercan a los domicilios intimaciones de pago o los antipáticos resúmenes bancarios, y de tarje
   tas de créditos.
   Ahora para el dia del amigo, nuestro compañero de ruta, nos dice a través de un mensaje de
   texto por celular, lo mucho que nos quiere, y lo especiales que somos para él, sólo que idéntica
   misiva reciben sus otros veinte amigos. Nostalgias de otros tiempos, cuando para que una re
   lación de cualquier tipo valiera la pena ser sostenida, necesitaba de un relativo esfuerzo. Hoy
   a raíz de la falta de práctica y del abuso de teclados, hasta hemos perdido la prolijidad de la
   escritura, de tal manera que somos inteligibles, como antes sólo eras las recetas médicas.
   Con la desaparición de las cartas, también terminó la costumbre extendida de coleccionar e
   intercambiar estampillas, y de averiguar en el correo más cercano cuánto costaba la forma
   más rápida de enviar nuestros mensajes.
   Ya no hay buzones en las esquinas; y pronto desaparecerán las cabinas telefónicas de uso públi
   co. Todo es más cómodo, más fácil, y posiblemente hasta más barato, pero aún así, y aunque
    haya que trabajar para hacerla, es más rica la comida casera que la del delivery.  Juan
                        Santa Fe, Marzo 14 del 2009.
sábado, 14 de marzo de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario